"Emigrar en búsqueda de la felicidad"; por Tomás Castellano

«Emigrar en búsqueda de la felicidad»; por @ViejoCaste

Existen muchas causas y razones por las cuales las personas emigran, todas plenamente justificadas. Ninguna razón o motivación por la que has decidido emigrar de Venezuela es criticable o debe ser evaluada negativamente. Es más, nadie tiene el derecho de hacerlo, dado que es una decisión personalísima.

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Si hiciéramos una encuesta entre los venezolanos, que pretenda determinar las razones por qué emigran o están dispuestos a emigrar, nos encontraremos con muchas asociadas a la inseguridad personal y jurídica, a la falta de oportunidades, la visión negativa del rumbo del país, etc., todas aparentemente negativas. Sin embargo detrás de todas ellas subyace una verdadera motivación positiva: En búsqueda de la felicidad.

}Aunque muchos no sepamos qué es la felicidad y los expertos (psicólogos, psiquiatras, sociólogos, etc.) mantienen un debate entre si es una emoción o un estado mental; todos sabemos en abstracto lo qué queremos decir con SER FELICES o tal vez ESTAR FELICES. “Todo el mundo aspira a la vida dichosa, pero nadie sabe en qué consiste” decía Séneca.

La felicidad, sea esta una emoción (concepto por el cual más me inclino) o un estado mental, es un derecho natural del ser humano. En los últimos 40 años, los científicos se han dado cuenta de los beneficios que para la sociedad tiene el hecho de que cada vez más personas se sientan felices, a tal punto que las empresas y los gobiernos han comenzado a tomar en cuenta la felicidad de la gente como un objetivo social o corporativo a alcanzar.

Los estudios realizados hasta ahora han llevado a la ONU a establecer la medición de un índice de felicidad y en consecuencia un ranking entre 156 países, asimismo lo ha hecho la ODC que agrupa a los 35 países más industrializados.

Desde el punto de vista médico, se ha determinado que una forma de combatir el aumento de la depresión como enfermedad (hoy casi una epidemia que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo) es con mecanismos, métodos y terapias que apuntan a la búsqueda de la felicidad, a un estado de bienestar emocional y social.

Entonces abordemos esta búsqueda del bienestar emocional y social desde el punto de vista del inmigrante. Aunque resulta paradójico y burlesco, hace un par de años en Venezuela se creó el “Viceministerio para la suprema felicidad del pueblo”. En pocos países se le ha dado este rango a un área generadora de políticas públicas; y resulta burlesco precisamente porque desde el régimen surgen los disparadores de la infelicidad generalizada.

Es decir, es el régimen castrocomunista el que ha destruido la calidad de vida del venezolano, promoviendo el delito y la delincuencia, propiciando la corrupción, destruyendo las expectativas de desarrollo personal, creando un apartheid político social, cerrando las fuentes de empleo, produciendo una inflación inmanejable, etc., desde hace 19 años, acentuada en forma bestial en estos últimos tres años, aumentada esta con la inexistencia o desaparición de muchísimos productos de consumo y servicios, limitándonos al acceso a algunos pocos productos básicos, en su gran mayoría importados por mafias gubernamentales que los venden a precios que escapan de la capacidad de compra de la mayoría. En fin, el régimen ha destruido las expectativas de felicidad en los venezolanos en general.

Hechos, acciones y cosas que eran normales y comunes en toda venezuela, se han convertido en una rareza o en algo inexistente: ir al cine es algo no solo económicamente inaccesible, sino que se ha convertido en una aventura peligrosa porque de noche los delincuentes (que incluye a policías y demás uniformados corruptos) atracan y secuestran a las personas que andan en la calle después de las 7 pm. Si dejas el carro en el estacionamiento del centro comercial donde comúnmente están ubicadas las salas de cine, es muy probable que te roben o hurten el mismo o te lo desvalijen, dejándote sin batería o sin cauchos; y si andas en taxi el riesgo se acrecienta.

Al salir a darte un gusto comiendo fuera, así sea en una “calle del hambre”, además de la inseguridad, te encuentras con precios inaccesibles (no voy a dar cifras, porque si eres inmigrante no vas a poder comprenderlas, tú ya no piensas en bolívares)… Estudiar en la universidad, bien sea un pregrado o un postgrado, se hace cada vez más difícil, no solo en lo económico, sino también porque escasean los docentes, bien porque muchos han emigrado o porque el salario que le pagan no alcanza ni para pagar el traslado o la comida que implica ir a la universidad a impartir la clase; aunque muchos apelan a la vocación y al aporte al país (bull shit).

Reunirse con amigos es una odisea, bien porque muchos ya han emigrado o porque estas reuniones deben hacerse solo “encapillados y con pasapalos de yuca”; suena risible, pero es que no es fácil aparecerse con una botella de vino de ningún tipo, ni de ron, ni siquiera con un refresco de dos litros. Entonces cuando logramos reunirnos, es difícil abstraernos de “la situación país” y los temas giran en torno a generadores de infelicidad.

En resumidas cuentas, el párrafo anterior apela a elementos que coadyuvan a la felicidad, los cuales impulsan a concluir que no es en Venezuela donde alcanzaremos la felicidad. Conclusión que en opinión de los filósofos de carretera, religiosos, mentalistas y esotéricos, es errada; porque según ellos la felicidad es algo que está dentro de ti, que tú la generas con tu actitud, que ni las cosas materiales ni las demás personas (lo social) te da la felicidad; que la felicidad es cuestión de actitud personal y que así estés en Dinamarca, rodeado de todos tus amigos y familiares, haciendo una parrilla que incluya morcilla carupanera y queso guayanés, igual puedes ser, estar o sentirte infeliz.

Es probable que tengan razón, pero personalmente creo que es un mecanismo de defensa para no emigrar (dejo por fuera la pretendida lucha contra el castrocomunismo porque esto no tiene ningún ángulo de felicidad).

Entonces, debo recordarte mi querido inmigrante venezolano, que saliste de tu zona que ya no era de confort, concientizaste que en venezuela el futuro de los próximos 25 años no apunta a la felicidad para ti (ni para nadie) y entraste en una situación difícil, de tramites costosos, engorrosos y poco amigables; que te enfrentas en algunos casos a la xenofobia, a la soledad, estás alejado de tu cultura, de tu dieta, de tus amigos y familiares; que te vistes de vinotinto y te calzas una bandera de venezuela para mantener la conexidad con un pasado que no volverá, pero que te da identidad y te da satisfacción y esperanzas; que renunciaste a algo que ya te habían quitado y no te habías dado cuenta; ahora estás armado de valor, con lágrimas en los ojos, mirando cómo crear oportunidades para tener la calidad de vida que deseas y mereces, creando nuevos amigos y manteniéndote en contacto virtual con tu familia, tratando de construir una nueva familia donde tú serás el patriarca, el fundador; viviendo con calidad de vida aunque sea muy modesta, mirando y apuntando alto para estar alegre, tener paz y SER FELIZ.

Espero que este golpe de realidad que te he dado, te sirva para estar feliz, tener paz y aumentar tu motivación a no desmayar en tu esfuerzo migratorio.

Por: Tomás Antonio Castellano // @ViejoCaste en Twitter

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