“Inmigrante Refranero”; por Tomás Castellano (@viejocaste) - InmigrantesEnMadrid.com

“Inmigrante Refranero”; por Tomás Castellano (@viejocaste)

Estamos acostumbrados a escuchar y leer proverbios chinos, árabes y de otras procedencias, sin embargo a esos proverbios no les damos la misma connotación que a los Proverbios Venezolanos, a aquellos le concedemos un contenido de sabiduría y suponemos que provienen de grandes filósofos y pensadores a quienes desconocemos, a los de venezuela les damos el apelativo de REFRANES POPULARES, asignándoles una procedencia pueblerina nacional; sin embargo, estos son el producto de la sabiduría de nuestros ancestros, quienes han venido amalgamando una filosofía nacional informal pero de profundo contenido o al menos de grandes enseñanzas y verdades. Estos Refranes representan en su conjunto una forma de ver la vida desde el punto de vista del venezolano, lo cual le acompaña en su equipaje cultural a donde quiera que vaya y le ayuda a explicar y comprender las nuevas experiencias, inclusive hasta para la toma de decisiones.

Comenzaremos con el refrán que mejor nos ayuda a ser resilientes e insistir en nuestro afán de hacer una vida nueva como inmigrantes en el país que nos acoge: “Chivo que se devuelve se esnuca (sic.)” (Desnuca, sería lo correcto). Este proverbio venezolano tiene una gran repercusión para mantener el ánimo y el valor para insistir en quedarnos y NO REGRESAR al menor atisbo de obstáculos para obtener la calidad de vida que buscamos, nos coloca en el imaginario que quien abandona un proyecto como la migración corre el riesgo de que le vaya peor a su regreso, por lo tanto nos armamos de valor y de coraje para hacer el trabajo que consigamos, así este no nos satisfaga moralmente o profesionalmente.

“Después de Zapato, Chola”, es un refrán de doble filo para el inmigrante porque lo puede colocar en la nostalgia de lo perdido en venezuela como algo dejado o abandonado, cuando la realidad es que lo más probable es que tu decisión de emigrar haya sido impulsada por haber perdido la calidad de vida, la expectativa de crecimiento y de logro en venezuela por los cambios que el castro-comunismo ha producido en el país; tu mente te puede engañar y hacer creer que en venezuela estuvieras mejor que donde hoy te encuentras como inmigrante. Es cierto que puedes estar pasándola con estrecheces, carencias y hasta con baja autoestima por la condición particular de trabajo que tienes en el nuevo país que te acoge, pero lo cierto es que ya en venezuela no puedes (aunque no lo creas) tomarte una botella de vino el viernes, tampoco puedes hacer una parrilla con todas las de la ley (Carne, pollo, cerdo, morcilla carupanera, chorizo, yuca, ensalada y las correspondientes birras), olvídate del Carpacho (carpaccio) de hecho me costó mucho recordar el nombre de este pasapalo con el que llegábamos a las reuniones o fiestas caseras; el encuentro con los amigos en las playas, restaurantes o bares, pasar un fin de semana en otra ciudad visitando amigos, familiares o conociendo la ciudad y sus entretenimientos, es cosa del pasado. Podrás decir que tú ves las fotos del Instagram o Facebook de tus amigos que quedaron en venezuela y publican esos buenos momentos; te cuento que esos son muy pocos y fugaces, si notas la foto verás que es un close up o un primerísimo primer plano que no muestra la realidad total, hazle un acercamiento o ampliación y detalla el entorno. Por supuesto que los “Enchufados” pueden hacer algunas de esas cosas, pero la mayoría no puede disfrutarlas pos varias razones: La escasez de productos que no te permite conseguir el 80% de lo que antes conseguías, la inflación que ha hecho inaccesible hasta ir al cine o a la playa, comer fuera es prohibitivo, estamos tomando vodka hecha en Carúpano (imagínate) ¡olvídate de Stolishnaya!, agrégale la inseguridad bestial. En cambio, si estás en Chile, España, Argentina, Portugal, o en casi cualquier país, el vino está hasta como parte del combo del almuerzo, salir a la calle no te expone a ser atracado por un policía, los malandros allá extrañamente usan pistolas, solo debes andar mosca con los carteristas, si hay playas solo debes acostumbrarte al frio de sus aguas, allá te bañas con jabón de cualquier olor, en venezuela la mayoría apenas encuentra jabón azul, cosas tan elementales como una crema dental en venezuela solo encontrarás una vaina china que sabe a diablo. De tal manera que si regresas a venezuela será a “usar cholas después de haber aprendido a usar zapatos.

“Al que escupe para arriba, le cae la saliva en la cara”, este refrán nos ayuda a ser empáticos con nuestros coterráneos que la están pasando difícil, inclusive con quienes se ven en la necesidad de devolverse al “infierno venezolano” (cuando agua no hay balde, cuando hay balde no hay agua…); nos obliga a “mordernos la lengua” antes de decir algo destemplado que no ayude a quien está en una situación desagradable; por el contrario nos ayuda a pensar que debemos prepararnos para evitar encontrarnos en la situación que vemos a otro coterráneo y si es posible ayudarle, socorrerle o apoyarlo, aunque solo sea en oración.

“No digas de esta agua no beberé”, la sabiduría popular venezolana nos enseña a ser prudentes a la hora de afirmar cosas, recriminar o criticar a otros en cuanto a los hechos que se le presentan; decir que yo no trabajaría en tal o cual cosa, como lo está haciendo otro a quien criticamos, porque las condiciones del inmigrante lo ponen en situaciones en las cuales le toca “hacer de tripas, corazón” y “ya que está montado en el burro, hay que arrearlo”, hay que producir y mantenerse, hay quienes son privilegiados y pueden trabajar en su profesión u oficio que llevan y aun así siempre están en desventaja con los nacionales del país que los acoge. Si hay que cambiar la dieta y aprender a comer picante, pues hay que cambiarla, si hay que andar en bus cuando antes tenías carro, pues a agarrar el bus; el inmigrante debe estar dispuesto a hacer todo lo lícito para establecerse en el nuevo país. Aprender a oír más que a hablar; eso de que yo no voy a perder mi acento venezolano y copiar el acento español, chileno, argentino o mexicano, tendrás que tragártelo porque lo que más te conviene es hablar como los nacionales para que te entiendan, inclusive para que se tomen la molestia de oír lo que tienes que decirles, ya debes haber vivido una experiencia en la cual un dependiente de una tienda se hace el que no te entiende lo que dices, solo para molestarte porque se da cuenta que eres extranjero cuando hablas sin el acento de ellos, peor aún si dices palabras como lechoza, ocumo, auyama, patilla, que son nombres de vegetales solo usados en venezuela, ni hablar de decirle chamo o pana.

De todas maneras si tienes costumbres venezolanas muy arraigadas y no te dispones a cambiarlas recuerda que “perro que lame manteca, mete la lengua en tapara” y “el que nace barrigón, ni que lo fajen chiquito”.

Cuando pretendas hacer cosas que por más que lo intentes no lo logras es porque “Morrocoy no sube palo, ni cachicamo se afeita”.

Por último hay un refrán que es internacional y existe en muchos idiomas: “A donde fueres, haz como vieres”.

@viejocaste

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