"Sentimiento de inmigrante: solo en la multitud"; por Tomás Castellano

«Sentimiento de inmigrante: solo en la multitud»; por Tomás Castellano (@ViejoCaste)

Una de las situaciones más difíciles que debe enfrentar el inmigrante es la soledad. Esta soledad no es un hecho físico sino un hecho espiritual o un estado mental. La soledad tiene una dimensión positiva que debemos aprender a identificar y a manejar para sacarle provecho en nuestro favor. Es muy peligroso que el inmigrante pueda caer en una espiral de soledad que lo lleve a la tristeza patológica que se convierte en depresión. Esto no es solo una situación de quien emigra, también se presenta en quienes quedan atrás en Venezuela.

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Hemos querido abordar este tema para llamar la atención sobre la alta y cada vez más creciente tasa de suicidios relacionada con la migración y las situaciones que vive el inmigrante y quien vive en Venezuela. Llegan las noticias a Venezuela sobre inmigrantes en diferentes países que se ven víctimas de la depresión, esto también se nota en un exacerbado nacionalismo de quien está fuera de Venezuela, con una excesiva exhibición de elementos nacionales, tales como banderas, gorras, canciones, paisajes y elementos similares que, si bien son positivos, en muchos se nota una exhibición patológica, enfermiza, que no les permite adaptarse al país donde ha emigrado, porque lo mantiene atado a un pasado que debe quedar atrás, lamento tener que decirlo, pero Venezuela ha caído en un foso del cual será muy difícil salir; hay demasiada gente “dañada”, para muestra un botón: Una comunidad pequeña ha publicado en las redes sociales un acto de alto agradecimiento de “la comuna” por recibir la donación de un litro de desinfectante. Sin pasar a considerar lo que uno escucha en los autobuses de la gente que se mantiene agradecida de la tiranía porque le vende barato algo de mala comida… eso no te lo voy a contar porque eso es algo que más bien debes ignorar, pero si sigues mirando el inexistente pasado de la fallecida Venezuela, vas a llevarte un gran tortazo con la realidad de una patria inexistente.

Tal vez te fuiste solo, sin compañía; los que quedaron atrás no los dejaste, no son tu responsabilidad, pero es sano, útil e importante que mantengas el contacto con ellos, no para evitar la soledad, sino para mantener activas y creciendo las relaciones con familiares y amigos en un ambiente de amor y sana comunicación. Se trata de lograr un equilibrio entre tu propia persona, tu yo interior y tus entornos (porque te mueves en varios entornos); pero la realidad que te circunda no puedes rehuirla, debes vivirla con atención plena.

La construcción de espacios de convivencia en tu nueva realidad es tu responsabilidad, eres tú el protagonista de lo que haces y de lo que vives. No te aísles, no te construyas muros que te alejen de la gente; mantén tus espacios individuales, tu soledad, tu tiempo contigo, pero en forma sana, constructiva inclusive hasta en forma egoísta, es decir, por tu propio bien.

La idiosincrasia del venezolano le ayuda a construir rápidamente relaciones en el nuevo país donde ha emigrado, pero debe comprender la idiosincrasia del natural de ese país, porque en muchas partes no es común que las personas entablen conversaciones con desconocidos, sin embargo en todas partes la amabilidad, la cortesía y el respeto producen empatía y abren canales de comunicación; ser amables con los vecinos, respetuosos de las normas de convivencia ciudadana, colaboradores con los compañeros de trabajo, diligentes con los clientes o con aquellos a quienes servimos.

Si te sientes solo y esto te preocupa, ocupa ese tiempo en alguna actividad de crecimiento personal: visita un museo, medita, aprecia el paisaje, participa de una actividad ciudadana, colabora en algún voluntariado, escribe, mira una película, lee un libro, infórmate de la historia del país donde estás, investiga y observa la cultura de ese país; pero nunca, nunca permitas que esta soledad te arrope y abrume. Camina hasta un lugar público de esos que frecuentan los ancianos y procura entablar una conversación con alguna persona a quien puedas alegrarle un rato con una deliciosa conversación; huye de quienes solo tienen cosas negativas que compartir, evita quejarte o más bien evita sentir la necesidad de quejarte o de que te tengan lástima. ¡Eres un afortunado! Te salvaste del foso, estás lejos del infierno venezolano, si la Venezuela de la que te fuiste ya estaba dañada, multiplica lo último que viste por diez millones y podrás tener una idea del profundo deterioro de la vida en este ex-país.

Así que levanta ese ánimo, alegra tu corazón, camina erguido, levanta los hombros y repite en tu mente “Soy un ganador, Dios me ha dado la oportunidad de crecer, voy a contagiar a otros de entusiasmo, por encima de las circunstancias”. ¡No estás solo, estás contigo!

Por: Tomás Antonio Castellano / @ViejoCaste en Twitter e Instagram

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