Así viven (y sufren) los padres venezolanos la emigración de sus hijos

Cada día son más los padres venezolanos que tienen que pasar por el dolor de ver a sus hijos marcharse a otro país en busca de un futuro mejor. Solo basta con pasar unas horas en alguno de los aeropuertos internacionales de Venezuela, para percibir de cerca el drama personal de los padres que se quedan solos.

Para la mayoría es un cúmulo de sentimientos encontrados, y como muchos lo describen es “la triste alegría de emigrar” o de ver a sus hijos emigrar. Tristes por el dolor que causa la separación física, tener que vivir alejados de sus hijos y alegres porque tienen la oportunidad de marcharse a otro país donde tendrán seguridad, oportunidades laborales y mejor calidad de vida.

Por eso hoy, en Inmigrantes Venezolanos en Madrid, te contamos un poco de cómo quedan los padres en Venezuela cuando los hijos emigran:

Resignados y optimistas

Ante la pregunta de cómo están viviendo los padres venezolanos la emigración de sus hijos, la respuesta que se acerca más a la realidad es resignados y optimistas.

Resignados ante la triste realidad de que es mejor tenerlos lejos pero seguros, creciendo en lo personal y profesional, en un lugar en el que se sientan contentos, tranquilos y con una vida de calidad.

Para la mayoría de padres y madres venezolanos es más fuerte el miedo a que sus hijos puedan perder la vida en manos de la delincuencia que azota al país, al dolor de verlos marcharse de su lado. Entonces no queda más opción que la resignación a la separación física y compartir en la distancia.

Pero por otra parte está el optimismo, pues los padres que ven a sus hijos marcharse a otro país también están seguros que regresarán a una Venezuela distinta, prospera y con oportunidades, donde esos hijos que un día se fueron serán pilares fundamentales para la reconstrucción de su amada Venezuela.

Regresarán llenos de experiencias, habilidades y nuevos conocimientos que servirán para que Venezuela vuelva a ser la nación que un día fue.

Es común ver a los padres de hijos inmigrantes en algunas de las situaciones que de describen a continuación:

Padres huérfanos

Especialmente durante los primeros meses después del viaje de sus hijos, algunos padres pasan por una etapa de duelo en la que se sienten tristes, deprimidos y con una sensación de abandono. Se habla del “nido vacío” y es el momento cuando empiezan a inventarse una nueva vida para sobrellevar el dolor de la separación.

Contacto con la tecnología

Aquellos padres que no les gustaba mucho la tecnología, ahora la convierten en su mejor aliada para mantener el contacto con sus hijos. Se vuelven expertos con las redes sociales, video llamadas u cualquier otra forma que le permita la comunicación. Y es que uno de los mayores problemas de la emigración es que se pierde el contacto cotidiano y se corre el riesgo de que llegue el momento que se sienta mucho la distancia.

Gracias a los avances tecnológicos ahora es mucho más fácil estar en contacto permanente y “acercarse” a pesar de la distancia.

Padres orgullosos

Una de las principales metas que tiene un padre o madre con sus hijos es verlos madurar, crecer y hacerse personas independientes. A medida que sus hijos van alcanzando metas, un sentimiento de profundo orgullo los embarga.

En conclusión, todos los días hay algún padre o madre cuyo hijo ha emigrado resignado pero optimista, triste y al mismo tiempo luchando con la tecnología para comunicarse con su hijo, pero sobre todo muy orgulloso de los logros de su hijo en otro país.

Si tu hijo emigró cuéntanos cómo estás viendo ese proceso. Tu opinión es importante, deja un comentario.

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