“El inmigrante con Lazarillo”; por Tomás Castellano (@ViejoCaste)

El acceso a las Tecnologías de información es una excelente herramienta para quien emigra, haciendo uso de ellas es posible obtener un gran cúmulo de información útil para quien ha decidido emigrar o ya es un inmigrante, lo cual le ayuda a tomar decisiones acertadas (en su mayoría).

Tener información cierta es esencial, sin embargo también lo es la información “interpretada”, procesada por quienes experimentan aquello que han visto antes en la web. Aunque este segundo tipo de información puede estar plagada de subjetividad y equívocos, además de que puede ser casuística, no es menos importante y nada despreciable. Te acuerdas de la canción aquella que dice “¿… y el hotel era tan lindo como la playa de las fotos?”. No queremos decir que lo que encontramos en internet sea mentira, sino que es un punto de vista y mientras más puntos de vista tengamos, más cercano a la realidad será lo que concluyamos.

Ciertamente, el proceso migratorio es un asunto muy personal aunque involucre a mucha gente más allá del inmigrante. Este proceso está plagado de mitos, como por ejemplo:

“Solo necesitas el pasaje y después que llegues resuelves”

“Tranquilo, que al llegar consigues trabajo, así estés ilegal”

“No vale, veinte dólares no son nada en otros países, te los ganas como sea y mandas para que tu familia en Venezuela viva como ricos”

“Al llegar a la entrevista de migración, le echas un chiste al funcionario y te lo metes en el bolsillo”

“No te juntes con Venezolanos/Júntate con Venezolanos”

… y así, una serie de falsas y equívocas apreciaciones propias de la idiosincrasia del venezolano que es siempre vivo, pájaro bravo y el alma de la fiesta.

Vamos a hacer una diferenciación entre un Baquiano y un Lazarillo:

“Baqueano o baquiano es un término americano utilizado para designar a una persona conocedora de los caminos y atajos de un terreno, sus características físicas y el idioma y costumbres de su población, a la que habitualmente pertenece. Por extensión se aplica a cualquiera que resulta particularmente hábil y experto para una tarea.”

“Lazarillo: El término se utiliza para nombrar a la persona o al animal que guía, dirige o acompaña a quien necesita de ayuda para desplazarse (como un ciego).”

Un inmigrante con tiempo en el proceso migratorio evidentemente tiene más información y conocimiento que quien está iniciándose, asimismo quien ya tiene tiempo viviendo en un país extranjero, lo conoce mejor que quien apenas está llegando.

El inmigrante que tiene experiencia, puede tardar mucho tiempo en llegar a ser un baquiano, pero pronto puede ser un lazarillo para el recién llegado.

Y aquí haremos un alto para destacar que hay una gran diferencia entre los inmigrantes que iniciaron su proceso antes de Septiembre 2016 y quienes lo han hecho después de esa fecha, inclusive hay una brecha enorme con los que han salido desde Enero 2018; dado que los cambios en Venezuela han sufrido enormes quiebres socioeconómicos en estas tres etapas que mencionamos, lo que hace que quien está fuera pueda interpretar la realidad del venezolano en Venezuela y de Venezuela misma con asertividad, inclusive los perfiles del inmigrante y sus intereses tienen enormes brechas. Una muestra la podemos percibir al ver lo nunca antes visto, campos de refugiados venezolanos y mucha gente cruzando países enteros a pie, con nada de recursos, solamente con la vida que han logrado salvar… ¿te parece dramático? ¡pues, es dramático!

Esta realidad avasallante y dramática exige que la empatía sea más necesaria, asimismo la acción humanitaria se haga patente en la forma más sencilla y a tu alcance. No tienes que “Salvar a Venezuela”, pero puedes ayudar a salvar a un venezolano inmigrante que ha llegado cerca de ti, preferiblemente familiares y amigos o conocidos, sirviéndoles de lazarillo; no tienes que echártelo al hombro, no tienes que mantenerlo, no tienes ni siquiera que darle alojamiento o dinero (que tal vez te de miedo de que se te convierta en una carga); pero puedes ayudarle a ver, a caminar por el camino más eficiente, a evitarse problemas y obstáculos, a comprender más rápidamente la realidad.

Desde servirle de traductor y enseñarle el idioma local, hasta a alertarle del tipo de ropa que necesita en la estación o mostrarle cómo tomar el transporte público. Mientras menos golpes se dé el nuevo inmigrante, más eficiente puede ser su adaptación… y menos daño hace a la reputación de los venezolanos inmigrantes, la cual te ha de salpicar a ti si esta no es buena.

No se trata de que conformes una “ONG para ayudar a los hermanos venezolanos” pero tampoco se trata de que lo eches al pajón y “que se joda como yo me jodí” (Pronunciar como lo haría Er Conde Der Guácharo). Por ello recomendamos que lo hagas con familiares y amigos; no importa cuánto hablaron en contra de la emigración y de los inmigrantes (te confieso que me provoca decirte que si es un chavista, que se joda), porque hoy día la situación en Venezuela es tal que hasta para preservar los genes hay que huir y salvarse; los cubanos se lanzaban al mar infestado de tiburones, para salvarse de la miseria y del hambre, los venezolanos se lanzan a pie por los caminos de Colombia y Ecuador… es la misma tragedia. La verdad trato de no decirte cuan grave es la cosa desde Enero 2018, porque la explicación se convertiría en una novela de drama, ficción y comedia, difícil de escribir. No quiero llegar a lugares comunes odiosos.

Repito, basta con que escojas a una sola persona y le sirvas de lazarillo con la condición de que esa persona haga lo mismo con otro venezolano inmigrante, para que se produzca un movimiento en cadena que permee la bondad, la camaradería y renueve el alma de quien está huyendo para salvarse.

Te invito a leer nuevamente esta reflexión, antes de comentarla y estar en desacuerdo total.

Por Tomás Castellano / @ViejoCaste en Instagram y Twitter