Cuando en 2014 dije que la situación en Venezuela iba en caída libre y que luego de 2015 emigrar iba a ser prácticamente imposible, nunca pensé que mis palabras se harían realidad con tanta precisión.
En aquel momento (julio de 2014), cuando emigré de Venezuela por primera vez, era «relativamente fácil» hacerlo. Quien no tenía ingresos en divisas podía usar los dólares de Cadivi, los billetes aéreos tenían un precio alto pero pagable, sacar el pasaporte venezolano era algo súper sencillo y rápido.
Incluso en muchos países donde hoy en día nuestro gentilicio está muy «mal visto», éramos muy bien recibidos (quizás porque aún quedaban las reminiscencias de cuándo íbamos cargados de dólares gracias, precisamente, a Cadivi).
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Con el paso del tiempo, la cosa cada vez se ha puesto peor. Los precios de los pasajes subieron exponencialmente, el Cadivi (que muchas personas usaban como colchón de llegada al nuevo país) fue poniéndose cada vez más difícil de conseguir y, a principios de este año, fue eliminado.
Los pasajes para el exterior comenzaron a conseguirse únicamente en divisas, con pequeñas excepciones como los vuelos para Panamá, Colombia, Dominicana y, en el caso de Conviasa, también Argentina y España. Sin embargo, debido a la alta demanda y poca oferta, sus precios se han vuelto impagables.
Incluso la misma aerolínea del Estado, por lo visto, los tasa a cambio paralelo y lo digo con conocimiento de causa, porque en mayo de 2016 cuando compré mi pasaje, costó 375.000 bolívares sólo ida, y el dólar paralelo estaba aproximadamente en Bs. 1.000. Actualmente, un año después, el dólar paralelo está en aproximadamente Bs. 4.000 y el pasaje sólo ida por Conviasa (Caracas – Madrid) cuesta 1.380.000 bolívares. Es decir, los mismos 375 dólares.
Además de eso, el aumento desproporcionado de las divisas, sumado a la caída neta de los ingresos, la escasez y ahora los problemas políticos y la inestabilidad social hacen que cada vez sea más complicado hacer los trámites para irse; desde el hecho de que en su momento el Saime colapsó haciendo que la gente pasara meses sin poder obtener su pasaporte, situación que se «medio solventó» con la implementación del » pasaporte exprés» hasta el colapso para apostillar o solicitar distintos tipos de documentos, tanto en los organismos del gobierno venezolano como en los diferentes consulados para aquellos que tienen doble nacionalidad.
En Venezuela, cada día las cosas están más difíciles, la salida cada vez está más chiquitita, quedarse es mucho más complicado a medida que pasan los días y la posibilidad de emigrar se va alejando del alcance de todos con el transcurrir del tiempo. Al final, pareciera que más allá de lo difícil que es irse y lo difícil que es quedarse, mientras más tiempo se pasa tomando la decisión, todo se va complicando más… ¿Estamos jodidos?
Por: Enrique Vásquez / @EnriqueVasquez en Twitter e Instagram
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