Curiosidades sobre los orígenes y la historia del flamenco

Es indiscutible que alrededor del mundo cualquier persona ha vibrado con el ritmo del flamenco, y aún sin saber sus técnicas, o prescindiendo del talento nato para practicarlo, han movidos sus manos con las características especiales que denotan éste gran paso, o “tablao”, como se le conoce, entre otras tantas expresiones, en la tierra donde surgió todo, la pujante Andalucía al sur de España.

Si bien el flamenco representa para muchos la idiosincrasia del ibérico sureño, y es una de las banderas más alzadas para hablar de España en el planeta, éste ritmo musical no es sinónimo de folclore, pues, no proviene de un rasgo único geográfico. Los especialistas prefieren definir al flamenco como una expresión artística; quizás la más difundida de los españoles en todo el globo.

Cuando la referencia se hace hacia el lado de la expresión artística, se está considerando cómo válido las aportaciones que muchas culturas le han hecho al flamenco, como: la árabe, la judía y la de los enigmáticos gitanos. Estos grupos que han sido nómadas ancestrales llegaron a la región de Andalucía a mediados del siglo XV, instalando allí sus costumbres, las cuales se pueden resumir en un gran fervor religioso, pero también motivados por la danza, cada uno con sus características exclusivas. Fue desde entonces cuando los expertos creen se comenzó a fusionar el ritmo que hoy conocemos.

Aunque existen muchos detractores de esa teoría cronológica, pues, señalan que no hay una fecha exacta que precise el nacimiento del “tablao”, también coinciden en la mezcla de varias culturas durante su creación. Sin embargo, lo rescatable dentro de la historia del flamenco es que es un movimiento artístico antiquísimo que guarda mucha relación con las necesidades de esas sociedades plebeyas de los imperios para comunicarse sin ser objetos de castigos, porque se trataba de la forma más sublime con la que cuenta el mundo para comunicarse, la música.

El flamenco consta de muchas variables dependiendo de las regiones donde se practique, pero en su conjunto agrupa tres puntos fundamentales: canto, toque y baile. Para los andaluces, el “canto jondo” se refiere a la forma más correcta de manifestarse a través de ésta expresión cultural. El canto jondo está recogido dentro de la Real Academia de la Lengua Española, como una sonora voz propia de las tierras de Andalucía; el jondo es la manera dialectal de “hondo”. Dentro del canto flamenco se distinguen las siguientes formas:

• Palos: lo más básico del movimiento.
• Alegrías: representa lo más genuino del flamenco. La voz se alza como generando ese toque particular que todos conocen.
• Bulerías: las palmas no pueden faltar, y ese toque seco como muestra clara de una pasión sin igual.
• Fandangos: son los palos más históricos dentro del flamenco, por su procedencia dentro de los antiguos fandangos andaluces.
• Tangos: modalidades del flamenco. Son varios.
• Sevillanas: con pasos exclusivos en pareja.

El toque flamenco circula alrededor de la guitarra, que a diferencia de un grupo musical de rock, o los apliques de las guitarras tradicionales, quien toca cruza la pierna y apoya el instrumento en las que está más elevada. Desde esa posición imprime indiscutibles sonidos, a punto, despacio pero sin cuartel. El flamenco le debe su fama popular a su toque airoso, virtuoso, corto y frío, pero con el máxime sentimiento entre dolor, llanto y amor.

El baile es quizás lo más llamativo por su carácter personal, el cual lleva mucho de improvisación, pero al final se ejerce bajo el gran “zapateo” a las tablas, la flexibilidad de sus bailarines y la histriónica expresión corporal que hacen despertar a cualquier mortal y por segundos casi cortar la respiración del local donde se está presentando un espectáculo.

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